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  • Writer's pictureMarianna Silvestrini.

Segunda y tercera parada del crucero: Puerto Costa Maya y Cozumel, México.


Lamentablemente nuestra segunda parada del crucero estaba lloviendo, el día totalmente nublado y sin esperanzas a que mejorara, ya habíamos checado el clima online y había pronóstico de lluvia todo el día. Igual nos bajamos, desde el barco se veía un área bonita como de tiendas, y eso fue todo lo que hicimos, caminar por un centro comercial abierto. Habían muchas tiendas de recuerdos, artesanía, orfebrería de plata, ropa y algunos restaurantes. Una vuelta, un par de fotos y de regreso al barco.


Decisiones!!!

Cozumel menos mal fue otra historia, había sol y un clima espectacular. Al igual que en Roatán, bajamos por nuestra cuenta, y comenzamos a negociar para alquilar un carro y poder pasear. El ganador: un Jeep descapotable!!!


La aventura de conocer Cozumel fue más divertida con este Jeep sin techo.

La misma gente que nos rento el carro, nos vendió un paquete para ir a una playa, que incluía sillas, sombrillas, snorkeling, kayak y una bebida de tu preferencia. Al llegar a la playa, la gente muy amable y servicial, de una vez nos fuimos al agua, era impresionante su transparencia , podíamos ver todo, corales, peces, algas. Había un chico que te tomaba fotos debajo del agua, lamentablemente nos fuimos y olvidamos esas fotografías.


Después de nadar y estar un buen rato en el agua, un merecido descanso con una piña colada en mano. Que sabroso estaba todo realmente!!! Me hubiera querido quedar allí mucho mas tiempo. Pero para seguir conociendo la isla, debíamos continuar. Allí también ofrecían servicios de masaje, comida, paseos en bote, buceo, de verdad una gente dedicada al turismo.


Rodar por Cozumel en el Jeep sin techo fue muy divertido, la brisa, música, la compañía, viendo ese mar tan azul.... que feliz y agradecida estaba. Nos íbamos parando en todo lo que veíamos bonito, tomar algo refrescante y ver la playa.


Colores de Cozumel que enamoran.

Luego fuimos a un pequeño tour de tequila, un poco de historia y degustación.


Ya de regreso, al entregar el carro, habían muchas tienditas de recuerdos y artesanía. Compramos algunos detalles, en especial mi hijo que en cada ciudad que visita, compra un llavero.


Ya era la hora de regresar al barco, pasar por migración fue lento, pero estábamos satisfechos con todo lo bien que la pasamos. Llegamos al barco directo a comer ( Como siempre).


Al igual que Roatán, esta isla tiene mucho que ofrecer, merece la pena volver y disfrutar todo con más tiempo.

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